Parece mentira, Padre, que ya hayan pasado cincuenta años desde que llegaste a nuestro pueblo pertrechado por tu discípulo amado, San Juan Evangelista. Aquél, del que tanto tenemos que aprender.
Durante todos estos años, miles y miles de personas, han llorado al verte en tu capilla, al ver que sus peticiones las hacías realidad, al recibir tu bendición, al sentirse junto a ti, al creer en la esperanza que tu rostro refleja, al verte disfrutar de tu ciudad en muchas de sus calles…
Durante unos días, estarás junto a la Patrona de Linares, La Virgen de Linarejos. Una llegada emotiva que pudimos vivir el pasado 26 de septiembre. El sonido morao de la madrugá de tus trompeteros, hacía que los linarenses que aguardaban dentro y fuera de tu casa, la parroquia San Francisco de Asís, se emocionaran al ver tal encuentro.
Ahora, es tiempo de que todos tus devotos pasen por tu capilla y puedan agradecerte todo cuanto haces por ellos, dándote un beso en el pie.
Nazareno, gracias, gracias por tener esa cara que impone nada más ver, gracias por ayudarnos en nuestro día a día, gracias por ser el consuelo de muchos, gracias por ser la esperanza de otros, gracias por curar a los enfermos, gracias por poder estar cerca de ti, gracias….por existir.
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