Apenas son las 2:30h de la madrugada de un Viernes Santo, y la Banda Grande del Nazareno, se dispone a arrancar su pascalles por el centro de la ciudad hasta alcanzar la Plaza de San Francisco. En ese periodo de tiempo, tal vez, no haya ningún componente que no se emocione. Nuestro encuentro con los trompeteros, inunda de lágrimas nuestros ojos que ya estaban rojos, desde que una vez más y gracias a el 'Señor de Linares', arrancásemos un paseo por la ciudad acompañando a nuestros Sagrados Titulares.
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